viernes, 5 de septiembre de 2014

El cerro de la campana

-Lugar representativo de Hermosillo
Aportación a la revista online "C-loud" para el Aulaglobal#9P101 por: Aldo Núñez

El Cerro de la Campana, es una formación rocosa símbolo de la ciudad de Hermosillo, Sonora. Este lugar es el mirador por excelencia para el visitante ya que desde sus empedrados, es posible apreciar una panorámica casi completa de La Ciudad del Sol. El nombre se debe a su forma similar a una campana observada de oriente a poniente, aunque otras teorías apuntan a que su nombre se debe al sonido similar al de una campana que hacen sus rocas al ser golpeadas.
Oficialmente lleva el nombre de Jesús García, en honor al Héroe de Nacozari que en 1901 dio la vida por salvar a su pueblo. Adquirió su nombre de Cerro de la Campana con la fuerza de la tradición oral que legaron los primeros exploradores y que al paso de los años fue posible leerse en sus bitácoras que datan de finales del siglo 17.
En 1909 fue nombrado mirador natural de la ciudad y existen datos que comprueban que en esas mismas fechas lo intentaron vender, pero quienes deseaban realizar la negociación jamás pudieron comprobar su propiedad.
El Cerro de la Campana, se ubica en el centro de Hermosillo, la calle Cucurpe es la que sube hasta el mirador en la colonia Cerro de la Campana.
  • Existe una parte del cerro en la punta de un risco, la cual al ser golpeada con alguna roca reproduce un sonido similar al una campana.
  • En el cerro de la campana hay vetas de mármol, mismo que se usó en las columnas del primer piso del Palacio de Gobierno.
  • Hasta [1968] no había antenas en la cima del cerro. Éstas fueron instaladas para las retransmisiones de las Olimpiadas de 1968.
Una leyenda
Cuenta una historia Conca’ac que el cañón orientado a donde se oculta el Sol, un guardián observaba al valle fundiéndose con el desierto, la columna del Río Sonora precipitándose con fuerza contra el mar y la vida mudándose de estación.
En esa oreja del cerro, cuando las lluvias de la temporada eran generosas nacía una cascada que era celebrada por el vigilante.
Desde ese paraíso terrenal que parecía florecer sólo para él. Volvía al sueño colectivo. El arriba, el abajo y el yo en el centro. Al alba sus cánticos imitaban el sonido del rocío al nacer, el vuelo del colibrí, la pitahaya tornándose en carne del desierto y el sonido del Espíritu Viejo manifestándose en su voz.
Desde allí, cada vez y en cada momento volvía a ser uno con el universo (pues se sabe desde tiempos ancestrales que del número dos en adelante todos son invenciones humanas y sólo el uno existe).
Cerro de la campana <Foto por OCV Hermosillo>

Escrito por: Aldo Núñez
http://aldonunezg.blogspot.es/
 

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